Bajo su impulso la ERE se convirtió en una de las referencias de la edición institucional se leía en el Periódico Extremadura del 27 de Agosto de 2005, entre las líneas que daban cuenta de la muerte de Fernando Tomás. "El que ha sido director de la Editora Reginal de Extremadura ha marcado una etapa en este organismo. La edición de la Biblioteca de Barcarrota, la puesta en marcha de diferentes colecciones, entre ellas La Gaveta", se decía el diario extremeño HOY de esa misma fecha. Y La Gaceta del Libro en Extremadura publicaba poco después: "La pérdida de Fernando Pérez ha sido una de las más grandes que ha sufrido la cultura de Extremadura durante los últimos decenios".
Y es que su labor al frente de la ERE, desde 1995 hasta su fallecimiento en agosto de 2005, ha sido ampliamente reconocida en muchos ámbitos relacionados con el libro, la creación literaria y la edición.
Pero no fue tras su muerte cuando únicamente se hicieron estos elogios. Ya en vida, en plena actividad al frente de la Editora, él pudo saber cuánto se apreciaba su labor al ver las elogiosas reseñas de los libros editados por la ERE que publicaban importantes periódicos como EL PAÍS, LA VANGUARDIA o el diario ABC en donde se valoraba muy positivamente tanto el contenido de los libros como la cuidadosa edición de los mismos.
"...en lo que se refiere a libros no institucionales, a la creación por ejemplo, mi autonomía ha sido completa. Esto ha propiciado que los libros de la Editora, especialmente determinadas colecciones que constituyen una apuesta personal tan exigente como la que pueda realizar cualquier editorial privada de prestigio, gocen de un crédito sin precedentes entre la crítica nacional, e incluso entre los profesionales de la edición, y a sus declaraciones me remito. Mantener ese territorio sagrado, donde sólo cuenta la excelencia y la calidad literaria me ha podido costar disgustos y enemistades, pero ese es el precio que debemos pagar los editores".
Así se expresaba en una entevista aparecida en La Gaceta del Libro en la primavera del 2004, entrevista que por su importancia reproducimos en esta web. ENLACE A ENTREVISTA
Otro de sus logros fue la adquisición por parte de la Junta de Extremadura y poserior edición de los libros descubiertos por casualidad emparedados en las tapias de una casa de la localidad extremeña de Barcarrota y que por ello se llamó, a instancias de Fernando, la BIBLIOTECA DE BARCARROTA. El primer ejemplar publicado, en 1996, fue nada menos que una edición, hasta entonces desconocida, de la obra "El Lazarillo de Tormes". Posteriormente se han ido publicando, en vida de Fernando, seis títulos de los diez que componen esta colección, de la que se puede leer amplia información en la web de la ERE. Fué precisamente la presentación del sexto libro de la BIBLIOTECA DE BARCARROTA, la de Alborayque, en la Feria del Libro de Badajoz de 2005, su último acto público.
Queremos anunciar que está en marcha el próximo número de una importante revista cultural en la que, a modo de homenaje póstumo, colaborarán prestigiosos editores y críticos literarios españoles y foráneos, con artículos que versarán sobre la labor editorial de Fernando Tomás. En estas páginas, en este apartado, recogeremos esos escritos cuando se hayan publicado, ya que los responsables de dicha revista nos han brindado la posibilidad de ponerlos a nuestra disposición.
Es, sin duda, la editorial -depende de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura- más potente de cuantas existen en Extremadura. No sólo por la capacidad presupuestaria, que no se ha visto incrementada en los últimos años, sino por su presencia tanto en el ámbito regional como nacional. Algunos de sus títulos, obra de autores de la proyección de Javier Cercas, Félix Grande o Luis Landero, la han consolidado como alternativa nacional a otros proyectos editoriales privados y como modelo de gestión pública, según han destacado recientemente periodistas, críticos y editores como Ignacio Peyró, Manuel Rico, Constantino Bértolo, Manuel Borrás... Fernando Tomás Pérez González está al frente de ella.
1. En primer lugar hay que señalar que la Editora Regional de Extremadura no es mi editorial: es de todos los extremeños, aunque yo sea el responsable de su dirección desde hace ocho años y medio. Puede parecer una obviedad, pero conviene recordarlo porque, hasta cierto punto, las líneas editoriales vienen determinadas por su condición institucional y por su carácter regional Su fundación tiene origen en un decreto del 12 de junio de 1984, y responde a uno de los artículos del Estatuto de Autonomía que dispone la difusión de los valores históricos y culturales del pueblo extremeño como medio de arraigo y desarrollo de la conciencia regional.
2. El programa editorial del año pasado, que me parece representativo de la capacidad presupuestaria de los últimos tiempos, se componía de 19 títulos propios, alguno de ellos en coedición, más otras 6 publicaciones realizadas para la dirección General de Patrimonio o el Gabinete de Iniciativas Trasnfronterizas.
3. El presupuesto destinado a la edición de libros queda reflejado en el programa editorial de cada año, ya que el epígrafe de la ERE que figura en los Presupuestos Generales de la Comunidad (que se hacen públicos y naturalmente cualquiera puede consultar) incluye otros capítulos de actividades asociadas a esta editorial, como por ejemplo las becas a la creación.
4. El programa del pasado año es bastante representativo del perfil de la Editora Regional: un tercio de obras de creación (poesía, ensayo, narrativa), otro tercio destinado a la edición de clásicos (incluida la edición facsimilar de obras singulares de patrimonio regional), y otro tercio más correspondiente a títulos de investigación o divulgación. Intentamos, en efecto, que el catálogo de la ERE sea «orgánico» como lo es el de cualquier editorial profesionalizada, ya sea pública o privada. A veces ocurre que la edición institucional responde más al capricho o la improvisación que a una política editorial coherente. In tentamos no incurrir en ese vicio, que es una forma como otra cualquiera de tirar el dinero público. Naturalmente a veces hay que publicar obras «fuera de colección», pero en general los títulos de la Editora se integran en colecciones bien definidas, que es la mejor forma de llegar al lector. Estas colecciones responden a dos ejes, digamos que programaticos, es decir, acordes con la función que tienen encomendada, que es doble y complementaria: 1, difusión de investigaciones sobre la historia y la cultura extremeña en todas sus dimensiones, especialmente aquellas referidas a temáticas que presenten un mayor déficit bibliográfico o que hayan sido objeto de preterición ideológica o censura histórica; 2,fomento de la creación literaria y proyección hacia el exterior de aquellos autores que hayan alcanzado unos niveles de madurez literaria, digamos que «homologable». Las colecciones de la Editora responden, pues, a esta doble exigencia. Muchas de estas colecciones nacieron con la Editora, otras como «La Gaveta», «Ensayo literario», «Vincaper vinca», «Estudio» o «La biblioteca de Barcarrota» se han ido formando desde que Francisco Muñoz me confió la dirección de la Editora con un único mandato: hacer de la ERE una editorial que se pudiese equiparar sin complejos a las de otras Comunidades Autónomas y de la que pudiesen sentirse orgullosos todos los extremeños... y en esa estamos.
5. Todos los autores y títulos de la ERE configuran el perfil de una editorial pública, que naturalmente no puede responder a tendencias literarias concretas. Como lector privado puedo tener, lógicamente, mis gustos y preferencias, pero las decisiones las comparto con asesores de tendencias muy dispares. A veces si el original que nos llega presenta una tendencia literaria muy marcada, recabo una doble opinión: la de alguien afín a esa tendencia, y la de otra que no lo sea. A la vista de sus informes decido. Eso lo que suelo hacer, por ejemplo, con la poesía, género en el que las tendencias son más irreductibles.
He dicho alguna vez que si he podido desarrollar una política editorial rigurosa, ha sido porque el Consejero me facultó para ello, y en lo que se refiere a libros no institucionales, a la creación por ejemplo, mi autonomía ha sido completa. Esto ha propiciado que los libros de la Editora, especialmente determinadas colecciones que constituyen una apuesta personal tan exigente como la que pueda realizar cualquier editorial privada de prestigio, gocen de un crédito sin precedentes entre la crítica nacional, e incluso entre los profesionales de la edición, y a sus declaraciones me remito. Mantener ese territorio sagrado, donde sólo cuenta la excelencia y la calidad literaria me ha podido costar disgustos y enemistades, pero ese es el precio que debemos pagar los editores.
6. Está próximo a distribirse un bello poemario de Serafín Portillo: La misma sombra. Está en marcha también una recopilación antológica de la poesía de Pérez Walias, un poeta que, por diferentes motivos, no era bien conocido entre nosotros. Algo similar ocurre con Mª José Flores y con Mª Rosa Vicente, de las que se están preparando también sendas antologías que serán publicadas en el segundo semestre. Antes del verano queremos tener la edición de la poesía completa de Santiago Castelo que ha preparado Manuel Simón Viola. Va a ser una de las tareas editoriales más importantes de este año, tanto por la calidad del poeta, como por el cuidado con el estamos haciendo la edición. No obstante, esta empresa ya está bastante avanzada.
En cuanto a la narrativa, están en imprenta dos novelas: De la sangre de un dios, de David Narganes, que tiene por protagonista a un cómico que existió realmente y que vagabundeó por el norte de Cáceres, y en segundas pruebas una novela de Antonio Civantos, Mientras la noche termina, situada también en Extremadura, con cretamente en el Trujillo de los 60: un adolescente llega de vacaciones y de la mano de su tía inicia un vertiginoso paseo por la literatura, el amor y la muerte.
También tenemos en marcha la publicación de dos ensayos: Manual de pájaros literarios y morales, de José María García Casillas (a mitad de camino entre la emblemática y la reflexión iconográfica), y Poesía sin mundo, de Antonio Méndez Rubio (un ensayo de crítica cultural que trata de las relaciones entre poesía y sociedad). Para la colección «Estudio» estamos cerrando un libro de toponimia extremeña con el título Nombres de Extremadura, en el que se analiza el origen de los nombres de las poblaciones extremeñas. El libro irá acompañado de un CD, con opciones de búsqueda.
7. Un eximio critico, sin duda varado en los viejos esquemas del materialismo dialéctico, decía que en los últimos tiempos en Extremadura se editaba mejor gracias al desarrollo de las fuerzas productivas, de las imprentas y las artes gráficas. Uno que no ha sido nunca tan mecanicista, siempre ha creído que la «superestructura» también cuenta: la cultura editorial, como el resto de las actividades intelectuales y artísticas, ha progresado en nuestra tierra. Sigue habiendo bibliófilos a la violeta que confunden el buen gusto con el lujo o con la virguería tipográfica, pero en general las jóvenes generaciones, más cultas y oreadas, saben apreciar las ediciones sobrias y elegantes. En cuanto a los contenidos tampoco vale ya el «café para todos», el aprobado general. El lector sabe muy bien discriminar la calidad literaria de los libros que se editan: los hay buenos, muy buenos, malos y muy malos. Aunque a veces la inercia o el miedo a pronunciarse en una región en la que todos nos conocemos puede dar la impresión de que todos los gatos son pardos. Echo de menos una cierta especialización. Debería haber editoriales especializadas en monografías locales, otras que atendiesen a temas de interés general o la creación, etc. Tampoco entiendo que algunas editoriales privadas publiquen libros por compromiso, de autores en los que no creen ni les gustan.
Cuantitativamente, el peso de la producción editorial extremeña sigue siendo muy exiguo, sin embargo cualitativamente tiene una presencia cultural muy superior: los libros extremeños se reseñan, se difunden y se solicitan en toda España.